Corral del Conde

Entre los corrales de vecinos, el mayor de todos ha sido el Corral del Conde con sus 107 habitaciones y del que hay noticias desde 1561.

Francisco Morales Padrón define así al corral de vecinos: “Es un gran patio rodeado de habitaciones, de una, dos o tres plantas que se vuelcan a él, gozando de unos servicios sanitarios y lavaderos comunes y teniendo, en cambio, unas cocinas individuales a la entrada de la habitación, bien en un poyete, bien en una alacena”. El corral de vecinos tiene su precedente en los adarves musulmanes, callejones ciegos que por la noche se cerraban quedando las viviendas en su interior. El aumento de la población en el XVI los convirtió en una acertada solución para familias con bajos recursos que encontraron aquí albergue. Fueron la residencia de las clases bajas sevillanas hasta el segundo tercio del siglo XX. La estructura del corral creaba una pequeña sociedad con sus propios tipos y costumbres.

La estructura del corral creaba una pequeña sociedad con sus propios tipos y costumbres. A la pequeñez de la vivienda y falta de servicios higiénicos se sobreponía la solidaridad entre los vecinos que compartían sus vidas en los bautizos, en las bodas, en las cruces de mayo, en la vida diaria o, incluso, con la llegada del viático para el moribundo. Entre los corrales de vecinos, el mayor de todos ha sido el Corral del Conde con sus 107 habitaciones y del que hay noticias desde 1561. J.M. Martínez Escribano llevó a cabo la reforma para su adaptación a edificios de apartamentos entre 1981-1984. Su planta es irregular en forma de L. En sus tres plantas con galerías adinteladas se abren las habitaciones alrededor de su perímetro. En el centro del patio se encuentra el lavadero y en su lado corto una pequeña capilla. Otros corrales que se conservan son el del Coliseo, Jimios, 22, o el de Cristo de Buen Viaje, 19.