El Centro Histórico
En un lugar cercano al Salvador, se ubicaría la zona que, por su mayor elevación, permitió el primer asentamiento de la ciudad en torno al siglo VIII A.C.
El casco histórico de Sevilla es de los más extensos del mundo, lógico en una ciudad que en su mayor esplendor en el siglo XVI fue la tercera ciudad más grande de Europa. Entre los barrios que se encuentran en el centro están los más antiguos de la ciudad.
En un lugar cercano al Salvador, se ubicaría la zona que, por su mayor elevación, permitió el primer asentamiento de la ciudad en torno al siglo VIII A.C. Aquí encontramos el centro urbano civil, con el Ayuntamiento y la plaza de San Francisco y el religioso, con la Catedral, el Salvador o la Magdalena y, ya cerca del río Guadalquivir, el Arenal y el coso de la Maestranza. Por sus calles y edificios nos saldrá al paso la historia, sus personajes y mitos, desde Julio César a Carlos V, de Velázquez a Cervantes, de Curro Romero a Carmen la Cigarrera. Sus miradas, sus evocaciones, su mezcolanza, obligan a estar siempre atentos para alcanzar mejor sus significados.
El paseante encontrará cobijo en un bar donde disfrutar de una cerveza y una tapa, solo o, casi siempre, acompañado por la animada y alegre charla de los amigos.
El sevillano encuentra su mayor alegría en disfrutar de sus calles: iluminadas por el sol, en la tibieza de la noche, con el aroma del azahar en primavera…. siempre nueva, siempre suya. La calle Sierpes es el corazón desde el que parten los vasos que llevan al caminante por luces y sombras, por el bullicio, el encuentro casual, el descubrimiento de una nueva perspectiva, que acompañan al paseante ocioso, al que trabaja o al que aprovecha para las compras. Comercios, restaurantes y bares tradicionales, incluso alguno centenario, se unen a los modernos para contentar los más diversos gustos. Y caminará o encontrará cobijo en un bar, donde disfrutar de una cerveza y una tapa, solo o, casi siempre, acompañado por la animada y alegre charla de los amigos. En fin, como invitado a disfrutar del placer de la vida.