Historia de Sevilla
Desde el Tartessos del siglo VII A.C. hasta la Sevilla romántica de Carmen.
Observar el patrimonio de sus calles y pueblos basta para hacerse una idea de la importancia que tanto la capital como muchos de sus pueblos han tenido a lo largo de la historia. Desde la época en que la ciudad de Itálica era uno de los principales focos productivos de la provincia romana de la Baética, hasta que Sevilla vivió su Siglo de Oro y se convirtió en la “Gran Babilonia de España” tras el descubrimiento de América, pasando por la Isbilia musulmana del Reino de Taifas, esta región ha cotizado al alza su representatividad en todo el mundo, gracias a una climatología única, un entorno privilegiado y la singular personalidad de su pueblo.
La ciudad romana de Itálica, ubicada en el Bajo Guadalquivir, a medio camino entre Sevilla (Híspalis) y Alcalá del Río (Ilipa)y muy próxima a las rutas que conectaban con la zona de explotación minera de la Sierra Norte de Sevilla y Huelva, desempeñó un importante papel estratégico tanto en lo político-militar como en lo económico durante el Alto Imperio romano, prueba de ello es que llegó a ocupar una superficie aproximada de 52 hectáreas.
El Museo Arqueológico Provincial de Sevilla fue constituido como consecuencia del Decreto de 1867 sobre Museos Arqueológicos, entonces llamados Museos de Antigüedades. En la gestación del museo fueron decisivas las intervenciones de la Junta de Museos de Sevilla. La colección fundacional estaba integrada por los hallazgos encontrados en las excavaciones de Itálica, reunidos hacia 1780 por D. Francisco de Bruna en la galería de acceso a los Reales Alcázares.