Sevilla Regionalista

José Espiau creó obras tan conocidas como el lujoso hotel Alfonso XIII (1916-1926) en donde da muestras de su elegante estilo.

El estilo regionalista tuvo sus antecedentes en obras como la casa Guardiola (1891) de José Gómez Otero, el Costurero de la Reina, obra de Juan Talavera de la Vega de 1893, o la Estación de Córdoba de José de Santos (1898). Tuvo una importancia decisiva la reforma que Simón Barris inició en 1908 de la casa de los Sánchez Dalp en la plaza del Duque, hoy desaparecida, donde utilizó una mezcla de estilos históricos y que sirvió para la formación de numerosos artesanos que trabajaron en obras posteriores.

El estilo adquirió carácter oficial con los preparativos de la Exposición Iberoamericana y con el Concurso de Fachadas de Casas de Estilo Sevillano convocado por el Ayuntamiento en 1912, que recomendaba el uso de los estilos históricos propios de Sevilla, excluyendo expresamente el estilo modernista. Sin duda el autor más importante sea Aníbal González, autor de la Plaza de España y de los edificios más singulares de la Exposición Iberoamericana. José Espiau creó obras tan conocidas como el lujoso hotel Alfonso XIII (1916-1926), en donde da muestras de su elegante estilo. En Juan Talavera se manifiesta la incorporación del lenguaje barroco, con obras como el puente de San Bernardo o el edificio de Telefónica de la plaza Nueva.

La Exposición Iberoamericana se celebró desde el 9 de mayo de 1929 al 21 de junio de 1930 y participaron 23 países iberoamericanos más Portugal y Estados Unidos. En 1911, Aníbal González ganó el Concurso de Proyectos para la Exposición Americana con un programa historicista. Es en la plaza de América, junto con la plaza de España, donde Aníbal González expuso la mejor muestra de su estilo monumental y virtuoso que Sevilla asumió como propio. De Vicente Traver fue el Pabellón de Sevilla, conocido como Casino de la Exposición y Teatro Lope de Vega. Se edificó entre 1927-1929 en estilo neobarroco inspirado en modelos levantinos. Junto al parque de María Luisa se conservan numerosos pabellones que en general reflejan las formas arquitectónicas del país que representan.

La Plaza de España constituyó el edificio más emblemático de la Exposición Iberoamericana. Es la obra cumbre de Aníbal González y se ha convertido en una de las imágenes más populares, representativas y, a su vez, tópicas de Sevilla. Se construyó entre 1914 y 1928 en una libre interpretación de los estilos renacentista y barroco con referencias a monumentos españoles unido al uso de los materiales tradicionales de la arquitectura sevillana: el ladrillo y la cerámica.

Aníbal González, en la plaza de América, combinó un hermoso conjunto de estanques, fuentes y jardines con el ladrillo, el azulejo, el hierro y el agua. En cada uno de los pabellones que lo integran, recreó un estilo histórico; en el fondo se sitúa el Pabellón Real de trazas goticistas y, en sus laterales, el Museo Arqueológico de aires renacentistas y el Pabellón Mudéjar. En este último, concluido en 1914, Aníbal González recreó idealmente el arte mudéjar. Con el uso del ladrillo y de un dibujo preciosista en la fachada, fabricó un gran escenario de sugerente belleza. En 1972, se instituyó como museo dedicado a la divulgación del patrimonio etnográfico y antropológico de Andalucía. En el Museo Arqueológico (1919), Aníbal González concluyó su personal recorrido por los estilos históricos en la Plaza de América con un enorme edificio neoplateresco. Desde 1942, alberga una de las mejores colecciones arqueológicas de España.