Santa María la Blanca
Es una de las cumbres del barroco andaluz por el despliegue ornamental realizado para celebrar el Breve a favor de la Inmaculada.
Mezquita, sinagoga con la cesión a los judíos del solar por Alfonso X e iglesia cristiana gótico-mudéjar tras el asalto a la judería en 1391, es una de las cumbres del barroco andaluz por el despliegue ornamental realizado para celebrar el Breve a favor de la Inmaculada. La fuerte crisis económica de la década de los treinta, crítica desde la epidemia de peste de 1649, dificultó la realización de nuevos proyectos arquitectónicos. La creatividad derivó a un espectacular barroquismo en el exorno de obras ya existentes.
El uso del yeso, uno de los elementos más característicos de la arquitectura mudéjar, se relanzó en el barroco como medio idóneo para conseguir sus propósitos decorativos. Paradigma de ello es Santa María la Blanca, donde, entre 1662 y 1665, los hermanos Pedro y Miguel de Borja imaginaron la profusa ornamentación de yeserías de las bóvedas y de la cúpula del crucero. Esta solución influyó en gran medida en la arquitectura barroca andaluza. Cuatro lienzos semicirculares de Murillo se encontraban bajo la cúpula y en las cabeceras de las naves. Estos fueron expoliados por las tropas francesas del Mariscal Soult. Sí se conserva una Sagrada Cena original de Murillo. La Piedad se encuentra en un retablo renacentista reformado en el XVIII, es la última obra conocida de Luis de Vargas, quien la pintó en 1564.